God of War


Creo que en su presentación no fui el único que se sorprendió en ver al espartano más famoso de los videojuegos en ambientación nórdica. De inicio, esta idea me pareció mala. Tras arrasar con todo Dios posible de Grecia, la historia de Kratos no ofrecía más y este era el camino tomado.

Santa Monica, en vez de desarrollar un nuevo personaje, con nuevas ambiciones y arrancar con una IP desde cero, decidió trasladar a Kratos a la fría Escandinavia en donde la paz le trajo un retoño al cual le ha hecho poquísimo caso hasta el fallecimiento de su ligue. Sinceramente, habría preferido todo nuevo, pero es la decisión del creador arrastrar el valor intrínseco de la marca God of War a un nuevo juego no tan similar a los anteriores.


Puestos en contexto, el juego cambia de género. De un Hack&Slash solvente pasamos a un mundo semiabierto muy bien recreado. Lo primero que sorprende son los apabullantes gráficos, brillos, destellos, texturas. De locos. Es costumbre que los exclusivos de Sony expriman el hardware al máximo y éste consigue que mi PS4 Pro se ponga en modo turbina nada más arrancar. Quizás debería Santa Mónica sacar un parche pues esto se acusa en, por ejemplo, la tienda, donde no hay excesiva carga gráfica. Quizás se desbloqueen los fps y por eso la Pro comienza a levitar. Me extraña que no hayan sacado nada tras tantos meses, he temido por mi consola.

Por otra parte el juego se desarrolla en el llamado plano-secuencia, lo que nos da una experiencia muy fluida al no tener carga alguna ni cinemática. Incluso en el viaje rápido se implementa un pequeño mundo mientras el juego carga por detrás el escenario. Atreus se implementa muy bien, no tienes que estar pendiente de él y ayuda con sus flechas en combate. El chico, pese a lo endeble que parece en un comienzo, es muy útil y directamente necesario contra ciertos enemigos.

Lo cierto es que la trama, conforme avanza, deja bastante que desear. En este GoW no tenemos los combates viscerales del GoW3, por ejemplo. El boss típico es un trol al cual le cambian el color de la piel y ciertos ataques, pero supone poca diferencia para el jugador a la hora de enfrentarse a él. A su vez, los esbirros que aparecen en grupo tampoco parecen tener una IA muy desarrollada detrás. Tenemos dos tipos de ataques por arma y diferentes combos con una progresión poco ajustada, pues en cierto momento te inflas de experiencia para gastar. El control debería estar mucho más depurado. Lo primero que tuve que hacer fue cambiar O y X de orden a semejanza con Bloodborne por ejemplo, pero no pude sentirme cómodo con ninguna configuración de bumpers y gatillos. En muchas ocasiones, el control no va del todo fino, lo cual desespera bastante. Para rematar, el antagonista en su combate final es decepcionante.

El postgame plantea 2 escenarios: unas arenas con pruebas más o menos difíciles y un territorio donde farmear tras combates y evitar trampas. La idea está bien planteada, pero la ejecución es bastante tediosa. El objetivo realmente final es acabar con las valkirias, los enemigos más duros del juego – las cuales son otra vez el mismo enemigo con leves detalles en la skin y algún ataque diferente. En mi partida me enfrenté a la primera a mitad del desarrollo de la historia y fue realmente muy dura, pero conseguí vencerla aplicando lo aprendido en cualquier juego de From Software: leer patrón del enemigo, saber atacar cuando toca. Pronto descubrí que mi configuración de Kratos junto con mi habilidad gracias al control (SI TE HE DICHO QUE SALTES POR QUÉ NO LO HACES!!) no era la adecuada, por lo que me enfoqué en subir locamente los atributos Rúnico y Reutilización. Había que hacer el combate corto, busqué los ataques más fuertes que antes se recuperaban y mano de santo. La mayoría de las valkirias cayeron al primer o segundo intento, excepto algunas con ataques que no descubrí cómo poder sortear. Esto me llevó a que en el combate final, donde la Reina valkiria tiene todas las habilidades de sus compañeras, la conseguí vencer solo cuando en mi tiempo de recuperación enlazó ataques que sabía qué hacer contra ellos, pues algunos eran injustamente inesquivables.


Cuando en God of War no estás ajusticiando esbirros, el escenario te ofrece muchos pequeños puzles, misiones y coleccionables. No suponen ningún esfuerzo, pero esto no es malo pues son entretenidos de realizar. Para ir de lado a lado en el mundo abierto emplearemos una barca en la que Mimir nos irá contando lore de la mitología nórdica. El juego está muy bien localizado y las historias que cuenta se agradecen mucho, se ve cariño detrás. Además, la banda sonora destaca cuando tiene que hacerlo.

Nota: 8,5. Pese al espectacular acabado técnico, el cual necesita un parche para que no salga volando mi consola cuando no lo necesita, la jugabilidad no me ha terminado de hacerme sentir cómodo en ningún momento. Necesita más variedad en su desarrollo, así como de esfuerzo en los minibosses. Más allá de las valkirias, solo hay un combate que me vaya a acordar de él. En su desarrollo es un juego muy entretenido con los puzles, con gran trabajo de documentación detrás y recomendado para cualquier poseedor de una PS4. Posiblemente su sucesor solucione muchos de estos problemas, pues el cliffhanger te dice: podíamos haber hecho este juego más memorable, pero será en otra ocasión.

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