Borderlands 3

Gearbox se lució en la generación de PS360 en el género shooter looter con los Borderlands 1&2. Pese a que la dinámica looteadora para mi gusto vaya contra un juego cooperativo al tener que sufrir muchas pausas para administrar el botín adquirido, lo cierto es que gozó de mucho éxito esta fórmula. Por suerte, para Borderlands 3 han incluido personajes que están diseñados para ofrecer una grata experiencia para los lobos solitarios como yo, que preferimos jugar cuando nos apetece y sin depender de nadie. En un juego tan largo como el que tratamos, lo prefiero. A buscar cámaras se ha dicho!

A diferencia de los juegos anteriores, en Borderlands 3 saldremos de Pandora y nuestro viaje nos llevará a la búsqueda de las llaves que abren la Gran Cámara por diferentes planetas. En estos planetas tendremos misiones principales, secundarias y un montón de tareas o coleccionables por completar. Si bien el guion es el mismo durante el porrón de horas que dura el juego (abrirse paso a tiros), al tener que ir cambiando de armas ya que se quedan desfasadas conforme subimos de nivel, nuestra estrategia de combate deberá adaptarse a cada situación. 

 

No es lo mismo combatir con pistolas, que con subfusiles o escopetas de daño nuclear. Mi personaje, FL4K, tenía siempre como acompañante a una bestia-mascota, que ayudaba mucho y aportaba más soluciones ante la ingente cantidad de enemigos que aparecen en pantalla. Sumados a los posibles efectos de las armas, explosiones, tiros y demás, queda un conjunto muy espectacular. 

 

Los planetas se diferencian unos de otros bastante entre sí, y tienen un estilo artístico muy conseguido. Además, en varios de ellos podremos movernos con vehículos que a su vez podremos mejorar y tunear. Incluso un boss final basa parte de su combate así. Estos bosses contarán todos con una espectacular presentación, muy acorde al hilarante humor del juego. Las situaciones surrealistas se suceden y es normal que el juego te saque más de una carcajada. 

Nota: 8,5. Borderlands 3 es un juego muy divertido, frenético y con una cantidad ingente de horas. Demasiadas, diría yo. Algo más de variedad a su desarrollo le habría venido mejor. Al terminar, cuenta con un postgame que, sin haberme adentrado mucho en él, intuye ya un pozo infinito de horas, conseguir equipamiento legendario, configuraciones al gusto de cada uno, hordas, rangos especializados... Hay Borderlands hasta que uno quiera.